Con un gesto de incredulidad, la cabeza cayó en el canasto mientras el resto del cuerpo sin vida de Luis XVI yacía junto a la guillotina ubicada en la plaza de la concordia. Muy pronto, su esposa Maria Antonieta correría con la misma suerte.

De esta manera se dio fin al reinado de un gobernante ignorante (rayando en lo estupido) rodeado de una clase política y pseudo intelectual desprestigiada que se inclinaba y besaba la mano del rey sin chistar ni opinar, insensible a las necesidades del pueblo y que vivió en la opulencia ofensiva exhibiendo públicamente su riqueza mientras la pobreza desgarraba al pueblo matándolo de hambre.

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Hace poco tiempo tuve la oportunidad de visitar el palacio de Versalles ubicado cerca de la hermosa capital francesa.

Recorrer los ostentosos pasillos, las suntuosas habitaciones y los jardines que en los buenos tiempos cambiaban de forma todos los días es también compartir un poco el opulento estilo de vida que los reyes franceses disfrutaron durante tanto tiempo a expensas del pueblo francés.

Sin embargo, al llegar a la historia de Luis XVI no pude evitar hacer las tristes comparaciones de aquel rey que con incompetencia, cinismo e insensibilidad llevo a la extinción a la monarquia francesa y la triste situación que se vive hoy en día en México.

La gran diferencia es tal vez, que la historia francesa tiene un final feliz. El rey (y su esposa) fue ejecutado y un nuevo gobierno instaurado que llevó a Francia a convertirse en una potencia mundial. El resto, es historia.

Es por ello, que a veces cuando nadie mira, yo me imagino mi propia historia en la que Mexico a pesar del terrible, incompetente, cínico e insensible gobierno que actualmente lo atormenta también tiene un final feliz.

-Stein

No señor presidente, este año 2014 que agoniza no fue, como usted dice un año de claroscuros. Este año fue de claros y mas claros.

Fue un año en donde ha quedado claro que las practicas institucionalizadas por el PRI de antaño están más vigentes que nunca. Ha quedado claro que esas viejas costumbres en donde la cínica clase política está convencida que el pueblo (quien les dio el honor de representarlo) está ahí solamente para servirles y asegurar que puedan enriquecerse aun mas.

Quedo claro también que los intereses empresariales de un selecto grupo de millonarios (quienes le compraron la silla que ahora ocupa) están muy por encima de las necesidades de los millones de mexicanos que claman equidad, justicia, educación y trabajo todos los días.

Ha quedado también muy clara su tremenda incompetencia para convertirse en un líder político y digno representante de México en los foros internacionales que a usted tanto le gusta frecuentar. me gustaría realmente poder entender en que nube vive usted para poder asegurar que México va hacia adelante cuando miles y miles de mexicanos se han volcado a la calle para indicarle justamente lo contrario,

Ha quedado claro que ni usted ni su partido político tienen memoria histórica y decidieron a través de un pacto de logia hecho vaya usted a saber cuando exonerar al hermano de un expresidente (ambos obviamente miembros de la jerarquía del partido) que todos sabemos es un verdadero rufián.

Ha quedado claro que en México el trabajo y los buenos resultado no se premian pues los señores miembros de la cámara han decidido otorgarse un gran aguinaldo como recompensa a su trabajo “arduo y fructífero” mientras deciden llevar a cabo recortes en el presupuesto de incentivos a la educación.

Por ultimo, ha quedado claro que la vida en México es barata y que las organizaciones responsables de protegerla en realidad se dedican a destruirla en asociación con la delincuencia organizada, que es la gran enfermedad social que usted prometió curar y que en realidad no ha hecho más que empeorarla.

Entonces explíqueme señor presidente como es que este año que termina es un año de claroscuros, por que yo al menos lo veo mas claro que nunca: en México los valores reinantes son la impunidad, la corrupción y el cinismo.

Solo me queda esperar que el pueblo le de su justo pago en las urnas que es lo único que a los simples ciudadanos de a pie nos queda para poder esperar en un cambio.

-Stein